«Caminamos “en sintonía hacia la casa de Dios” (Sal 55,15)
Es un signo que el Reino de Dios es en acto: comienza la renovación, la nueva vida. “no tengan miedo”. La consolación aplaca las pasiones. Es complementariedad en los límites de los hermanos. Es válida, sólida.
Junto al tiempo alegre, inocente, santo, pacífico de nuestra vida, está el tiempo “cotidiano”, hecho de cansancio, sufrimiento, de enemistades, de soledad, de amargura, desilusión, de aburrimiento, de vigilancia … de ansiedad, relámpagos, tormenta, inseguridad, desventura. Esta vida cotidiana no se cancela en nuestra vida consagrada; toda la comunidad la presenta a la Virgen para que la transforme, fecunde, salve, con su acción de consolación (Madre Nazarena)
Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre
Letanías
Discípula misionera, ruega por nosotros
Vasija de gracia, ruega por nosotros
Fértil colina, ruega por nosotros
Oremos
Señor Jesucristo, que, en tu inmenso amor, has querido que todo lo obtuviéramos por medio de tu Madre María, concede a nosotras que la veneramos con el nombre de Consolata, poder siempre gozar de su ayuda y protección. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Llamadas por el Espíritu Santo a participar del Carisma, don de Dios a Padre Fundador, ofrecemos la vida, para siempre a Cristo en la Misión ad gentes, o sea a los no cristianos, para el anuncio de salvación y consolación.