«Mientras se encontraban en Belén, María dio a luz a su hijo primogénito, lo envuelve en pañales y lo acostó en un pesebre” (Lc 2,6)
Todos esperan un Mesías poderoso, pero Jesús nace en la pobreza. También nosotros hoy si queremos asumir las elecciones de Jesús, estamos llamados a abrirnos a la acogida, a la pobreza. La fe de María nos haga mujeres y hombres de acogida, capaces de reconocer el rostro de Jesús en quien encontramos.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre
Letanías
Nuestra Madre, ruega por nosotros
Madre de la humanidad, ruega por nosotros
Madre del Redentor, ruega por nosotros
Oremos
Señor Jesucristo, que, en tu inmenso amor, has querido que todo lo obtuviéramos por medio de tu Madre María, concede a nosotras que la veneramos con el nombre de Consolata, poder siempre gozar de su ayuda y protección. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Llamadas por el Espíritu Santo a participar del Carisma, don de Dios a Padre Fundador, ofrecemos la vida, para siempre a Cristo en la Misión ad gentes, o sea a los no cristianos, para el anuncio de salvación y consolación.