«María y José llevaron al niño al templo para ofrecerlo al Señor (Lc 2,22)
Terminó la espera. Llegó el tiempo de la salvación definitiva. Simón va al Templo y reconoce en el niño en brazos de María al Mesías. Está es la vocación de cada bautizado: ser testimonio y envíado en misión para llegar a todos los pueblos de cada rincón de la tierra y compartir la luz y la alegría del encuentro con Cristo, el hijo de María
Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre
Letanías
Madre tierna, ruega por nosotros
Madre atenta y premurosa, ruega por nosotros
Consolata, nuestra Fundadora, ruega por nosotros.
Oremos
Señor Jesucristo, que, en tu inmenso amor, has querido que todo lo obtuviéramos por medio de tu Madre María, concede a nosotras que la veneramos con el nombre de Consolata, poder siempre gozar de su ayuda y protección. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Llamadas por el Espíritu Santo a participar del Carisma, don de Dios a Padre Fundador, ofrecemos la vida, para siempre a Cristo en la Misión ad gentes, o sea a los no cristianos, para el anuncio de salvación y consolación.